La Santa Sede expulsó de la Iglesia al sacerdote ecuatoriano César Cordero por abusos a menores cometidos hace ya décadas, en la que es la segunda expulsión de este tipo en Ecuador en lo que va de año.
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Así confirmaron hoy a Efe fuentes de la Arquidiócesis de la ciudad sureña de Cuenca, en la provincia de Azuay, a la que estaba adscrito el religioso.
Cordero era investigado desde abril tanto por la Santa Sede como por la Fiscalía de la provincia de Azuay, por una cadena de seis denuncias de personas hoy mayores de 50 años que fueron objeto de abusos en su niñez.
Los hechos denunciados ocurrieron supuestamente en colegios que estaban bajo la responsabilidad de Cordero.
Ha sido la misma Arquidiócesis la que comunicó ayer al sacerdote la decisión de apartarlo de sus filas, tras lo cual fue notificado a los medios.
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En el comunicado, la Arquidiócesis recuerda que la expulsión es la "máxima pena" que puede adoptar la Iglesia e insiste en que "es importante recalcar que la responsabilidad legal no es institucional, sino personal".
"Sin embargo, como institución hemos actuado con verdad, transparencia y celeridad, exigidas por la ley canónica", señala el documento.
La primera denuncia contra Cordero la presentó en marzo un hombre de 62 años, después de conocer que el sacerdote iba a recibir un reconocimiento por los 461 años de Fundación de Cuenca, informa hoy la pagina web del diario El Comercio.
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Fue él quien, en un llamado público a sus compañeros de infancia, destapó los abusos.
Se trata de la segunda expulsión en lo que va de año de un religioso ecuatoriano por delitos de abusos sexuales a menores, después de la de Luis Fernando Intriago, un sacerdote reconocido en Guayaquil, en julio.